Nieto.
Compartimos varias cosas.
Tu tienes las montañas llenas de humo en la mañana blanca y un cielo despejado y las estrellas. A mi me dejaste las nubes del cigarro y de otras máquinas así como la grandeza del nuevo movimiento, hombre y roca y metal furioso aún de noche con la luna amarillenta.
Tengo sombras como para volver histéricos a los pájaros y esa ansiedad por hacer una cosa con cada parte de mi cuerpo.
Tu besaste la tierra con tus manos de textura poética.
Yo un requinto eléctrico, tu un trino orgánico. Yo estático, ambos con los nervios. Tu ya flotas, te quedaste en el tiempo desde arriba donde la luz no duele.
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