¿Y qué si hablamos?


Fin de labores, principio de...
Más labores, y es que juego con varias cosas (recordemos [pensemos en] el verbo "cosificar"): semillas intactas y piel interna de manzana triturada con lengua y muelas principalmente; la herramienta que recién estreno: este espacio todo mío, el cuál orgullosamente comparto y no temerosamente como antes pensaba; juego con las equivalencias de sentidos y sentimientos.. -No!, momento-, creo que ya me escabullí de mi mismo, o me perdí, o simplemente me dejé absorber por aquellas influencias que se supone sirven para ser absorbidas.

El fin, es amarrarme a un globo con todo y su calor, sus flamas que queman y su sonido estridente: palabras, ojos y ¿oídos?, ¿qué se yo!, note usted la juventud... Babeo, y, sí, recorrí por unos segundos la imagen de un cráneo calvo y un abdomen abultado, aunque definitivamente los pañales no se escaparon.

Hablemos de tendencias, así nomas, y limitémonos así, en el derroche gris y estructurado a utilizar solamente la boca mas oscura ke tengamos para ello; esto es una ponencia ¡llamémosla así!, ¿ven?, se acerca, ¿lo vieron?, ¿de ké color fué?. Para ké blasfemar?, hay tantas y tantas apoyaturas muletescas donde erguirnos. Y, si, una frase de dos palabras, ke conforma un dicho (¡cuidado con esto!) puede corromperse hasta llegar a ser utilizada de forma plebeya, cuando en relidad se trata de un par de ideas ke no tenían pensado acabar por corromperse en la inutilidad (infame utilización).

Ya! "E" aqui, ¿"he" aqui?...
el idioma, nos espera, y se ríe y nos constriñe hasta dismionuirnos y convertirnos en diminutas esferas sin cuerpo ya, sin peso casi, sin color seguramente, ¿Lo sientes?. ¡Anda!, yo nada voy a criticarte. Ahora, el abandono es inevitable.

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