Testigo.

-...Chance y me muera-, otravez, volviendo al lado de europeos que no tienen calma y junto a la cama aguardan por su botella; Quizás suene ése jazz perfecto y frágil describiendo la onda con todo y una voz de esas seductoras y elásticas, graves, plásticas, de gorrión pero quemado, quemando; un poco de esa hierba y que hierva así mi cuerpo entre burbujas viéndolas al último momento mientras floto cocinado. Flojo él y esa esperanza de hace poco tiempo nace al elevarse, ya cae la dimensión hacia el punto natural que no es abajo. -¿Qué significa gloom?- Suena algo así en cada oreja, cerca del oído con una presión y otra y otra hasta llegar a darme cuenta que he sido absorbido o recluido o macerado en ese ilegible vino. -Vino y se fue, chaval-, ya no temas por el, recuerda su calor, toma un libro viejo y sácalo del computador para prostituírlo, dale cáncer y deja que te mienta en un día de muertos para saber cómo es que usurpan ellos antes de reconfigurarse-.

Si, ¿para qué deformar el deformado lenguaje éste? deforme el orbe... ojalá no estorbe enorme por el roble. Si aumentas unas letras ya te crees más fresco y lo eres: Metáfora. Un solo derramarse cae de las palmas que apresuran la frente hacia mi boca, me jalo la cara y no tengo sueño, y el sueño está... ¿cómo diríamos? mal, según las escrituras, según los todos y sus nadas, según esos santos extraños que conozco y no comprendo. Todos chismeamos, así. Cada quién tiene su cúmulo bien definido y no se define jamás por completo. Sé que me pidieron jamás asegurar, jamás decir “por siempre”, jamás decir “jamás” ¿y qué? El truco está en desbaratar, y ya digerido ese momento, ése concepto y ése principio queda el hablar de nada, el soltar las plumas aún sin aleteo firme, el firmar sin ojos y sin cuerpo, el dilatar una vez más la pupila y enborrecer la borracha manera en que sentimos, pero viéndonos. Es la vulgaridad y un juego y tono clareado por placer recontenido, es la verdad y es la confusión. -Contuso golpe me golpea, Confucio el noble me marea-, la tarea y sus hojas me dan en la madre cada que careo intelectuales conceptos sin corazón-. -Me aferro al sentir, comprobando-. -Me atravieso yo mismo y tiro un poco el atavío asqueroso y limpio que nos gusta y que más nos gusta quitar-. Delicia: estar solo y desaparecer de aquí y contemplar la máquina girando y las cabras y las granjas y los cerdos y los más cerdos, perros, ciegos, limosnas, tanques, flores, rosas, roces, pláticas, silencios, expendios, simulacros, accidentes, sombras, ruedas y rodeos, giros, danzas, bailarinas y sus acompañantes, moco gris entre mis palmas, moco blanco en tu ombligo, tus piernas manchadas de blanco (también mucoso) el grito del grifo, el gesto del hombre ...el vagar definitivo.

Pobre del mundo cuando no hay crítica, pobre el mundo cuando no sé le critica, pobre del mundo cada vez que muere una crítica, pobre del crítico que salva una retahíla de paráfrasis inversas y tajantes para revolcarse en ellas, pobre del tísico miembro que lleva por pluma, pobre de la locomoción sin gran fonk, pobre de la crítica y la “muerte” sin una proposición que la aborde violando en frenesí. Me contrapongo, aunque en tu cuerpo sería mejor “morir”, y que te tragues todas las palabras y yo las mías, y que amorfo me forme desde la lejanía. Eyección, deyección, póstuma manía, explosión.

Me muero por volar encabronado y sin la furia en el gesto entre un charco sabanal, entre la tierra mojada, entre la capa que antes fue capa y con dolo crítico para decir que no es nada, no nado, no. Diferencio taciturno, después frenético bailo contigo y me das un besito y me das de tu papilla y yo juego a que la como escondiendo cucharas tras el perfil y mi cachete, mueves tus piecitos, haces soniditos de babuca, te quitas la baba con tus manitas de esa lengua bendita que dice las tarugadas mismas que hoy no logro empatar, o lo hago y lo niego o disfruto el desparrame o lo deseo. Agua, -¡Aguas!- Inseguridad, pues piso la tierra y meto los dedos en la arena y juego sexual a acariciarme con ella, a quitarle un orgasmo para untármelo mientras "ella" se erecta.

-Aquella que iba por Libertad...- -¿Y esa cuál es?- -Conozco La Paz, la de los tacos de camarón-. Me muerdes el cartón, nomás.

-Bebé, tu me masticas-, ellos te beben, nadie te ve, pues tu color es invisible según eso. En eso truena el eco y me despierto, en eso el verde casi negro se convierte en blanco resplandor y se hace azul, cielo, veo el cielo, salgo a superficie y respiro de nuevo y me tiro en la arena y vomito y el corazón como siempre en breves silencios me toca esa canción tan india que no escucho por cabezón. Soy venado que no baila, en Vallarta, lejos de Mazatlán, no tanto para dejarlo de lado, pero si en términos postergados con algo de desilusión. Bendigo al tabaco que antes llamé cigarro y recuperado del desmayo prosigo, sigo inculcando en mí el olvido de la fluxión. Dejo la inundación, ese golpe a los sentidos, esa despedida con resignación viendo mi vida en fragmentos de un segundo, pero aspiro en sus faldas y lo olvido, olvido cómo es nadar-: la nada, el mar.

-¿Has pensado qué es el auxilio?-, -¿Exilio? Mortaja? Semiantepreposición final?- -No, no lo has pensado, lo estás viviendo, no pensando-. -Te dejo-.

-Te dejo un par de minutos en lo que vuelve algo a mi boca, en lo que me pongo invisible y perfecciono lo visible para enamorarte y aterrarte. Estoy por caerte gordo-. -¿Y si me muero y ya?- -¿Y si me das una muerte chiquita- o dos o más?. –Déjalo, no sabe lo que hace, pero lo hará, ¿sabes?- -Yo si-. Pregunta por ello si lo quieres, que esa forma no está tan mal, o espera a que rebote la siniestra marea personal del publicar.

-...No supe volver al ...mar-. -¿Que te iba a decir antes de marchar?- -Nada-, -si, te lo pido, muéstrame el camino-, que yo te sigo, pero toma mi palabra como verdad, como bandido o como amigo comerciante de esta sociedad. Estoy ardido, por eso escribo, si tocas mi sendero seguro que te quemas y esas cosas del estilo sabemos son ciertas cuando sabes desgajar. Nada y muere y hagamos así para los dos... millones de eternidades elevadas a la décima potencia entre ese oscuro mar de la conciencia donde casi me iba a ahogar-.