A veces.
A veces no me doy cuenta que he pisado esta tierra, que he bebido el aire, que las aves vuelan y se esconden en los templos; aveces no tengo paciencia y me pierdo en los flojos cables que sostienen pensamientos, mi vicio de perderme; pero ahora estoy atento y recuerdo aquellas oraciones donde todo por completo con palabras definí, compartí e hice con el tiempo magia convertida en el objeto de la comunicación y sembré una semilla a mi alrededor en cabezas y en cuerpos que no veo pero supongo que están ahí. Y esa semilla florece al parecer de un modo lento, imperceptible y pareciera perderse, pero miro cuando busco que el proyecto sigue firme, asentándose gracias a la forma en que fluye la inteligencia de los actos. la supuesta perfección es entonces todo un cúmulo de acciones e interacciones, el equilibrio: adentro y afuera.
Y se abre la puerta del misterio, cuando no hay claridad exacta y guardas el conocimiento y entregas lo que plasmas como acción o como objeto. Así se da éste efecto de la naturalidad: lo que quieres más intensamente aveces tarda en aparecer si no estás atento y te dejas dominar por aquello que está lejos, aquellas cosas frías que creemos movimiento (todo eso de la vida material). Pero en conciencia, cuando escribes, cuando lo que haces vives y lo toca el pensamiento y lo impulsa el corazón y tomas una gran razón abarcando un mundo inmenso. Cuando las imágenes vibran dibujadas por tan sólo tu electricidad o voluntad, cuando sientes tu palpitar y por tus enemigos pides es entonces cuando miras la verdad sin fatalidad, pues tu propia vida escribes y solo te falta la voluntad para continuar con el engrandecimiento de esa poderosa y bella evocación de las memorias que parecen perdidas, pues si tuvieras algo de constancia y recordaras lo importante y te afirmaras cada día el simple secreto de las cosas (cómo vives, qué eres, qué quieres ser, qué quieres hacer) entonces se volvería verdad aquello que en una noche de divague "te pusiste" a imaginar.
Por eso cuando tienes prisa te alejas de ti mismo y mandas tu atención a un punto que aún no has alcanzado, a un lugar que no está dentro de tu corazón. Pero aunque no lo quieras, debes hacerlo: ahí está una interesante cuestión. Así que tálvez el mismo trabajo te de la razón... Habrá que intentarlo y después llegar a disfrutar de la Naturaleza.
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